Uno de mis últimos libros leídos es «Elon Musk: El empresario que anticipa el futuro«, apasionante biografía sobre Musk cuya pista empecé a seguir hace un par de años.

Una de las compañías fundadas por este emprendedor en serie es SpaceX (más info en Wikipedia). En el libro hay referencias a la cultura organizacional, éxitos y fracasos de esta y otras compañías fundadas por Musk. Llego a imaginar que es una tarea gigantesca poner en órbita un cohete, con una necesaria y gran inversión de dinero, ingeniería de muy alto nivel, tenacidad constante, visión emprendedora, etc. Llego a imaginar los efectos colaterales como moneda de pago para lograr los objetivos: incontables noches de insomnio, divorcios, amistades destruidas, dinero quemado debido a los fracasos en los lanzamientos, frustraciones, etc.

En medio de todos los avances positivos que hasta la fecha ha tenido SpaceX, y que nos ha acostumbrado a aplaudir (por lo menos a mi) imaginando e inspirando a más, hoy la compañía sufrió un serio revés al explotar uno de sus cohetes antes del lanzamiento. Hay un post con el detalle de la noticia en este enlace, y este video a continuación:

En otros videos de lanzamientos exitosos, la euforia del público y de la gente de SpaceX es contagiante cuando el cohete va cumpliendo cada etapa de forma satisfactoria. Pero hoy… será una larga y penosa noche para el equipo que deberán revisar a milímetro todo el proceso para encontrar el error. Luego de la depresión colectiva, pasado un periodo de tiempo pequeño para recuperarse, vendrá el ritmo normal de trabajo con la actitud necesaria para enfrentar el próximo reto.

Dentro de mi ámbito profesional en la gestión de proyectos de tecnología, guardando con respeto las grandes distancias y las escalas comparativas, viví alguna que otra explosión de cohete antes de lanzarlo al espacio. Es devastador sentarse con impotencia a ver el derrumbe de un proyecto que implicó la inversión de grandes cantidades de esfuerzo, ilusión, dinero, tiempo, y coraje. Nunca fue fácil recuperarse, no fue nada divertido gemir en el fondo de un pozo oscuro y frío en el que caímos repentinamente.

Atreverse a romper límites implica explosiones y aparentes derrotas como las de SpaceX hoy, sin duda golpean en el temple y en la fe personal y de equipo. Pero…

…pero me animo a pensar que el ser humano lleva innata su capacidad de encontrar la esperanza como motor e impulso de nuevas batallas, a riesgo de que pueda volver a fracasar. Para mi, hoy, la explosión del cohete de SpaceX, además de la exclamación que se me escapó cuando vi el video del incidente, también implica un recordatorio para conservar intacta la esperanza y la fe cuando mi cohete espacial se desplome.

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